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Voto electrónico: democracia en hacke

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urna pirataLa cuestión del voto electrónico tiene dos aristas principales: por un lado política, y por el otro técnica. Especialmente, la cuestión más complicada es la técnica, la cuál intentaré simplificar en este artículo, donde buscaré explicar las razones por las cuáles el voto electrónico (y la boleta electrónica) son malos para la democracia.

El voto electrónico y la boleta única electrónica, que no son iguales pero comparten muchas cosas, son sistemas vulnerables, que habilitan el fraude de diferentes maneras y no son totalmente transparentes.

Este es un resumen de los problemas que podemos encontrar (sobre los cuáles me explayo en el artículo): el sistema puede tener errores que permitan un hackeo exterior; el sistema puede tener vulnerabilidades generadas a propósito por sus creadores para aprovecharse posteriormente (tanto a nivel software como hardware); en el sistema de Boleta Única Electrónica se vulnera el secreto del voto; una persona común no puede revisar el sistema de votación electrónica por no poseer el conocimiento técnico necesario.

En mi opinión, el sistema que mejor funciona es el de Boleta Única de papel, como es implementado en la provincia de Santa Fe.

Vulnerabilidades

Partiremos, en este primer punto, de una suposición básica: las personas que desarrollan el software (el programa) del voto electrónico, son buenos, tienen una profunda convicción democrática y sólo desean una imparcialidad total, que la elección sea justa y sin fraudes. Asumiremos que no tienen intereses propios, tanto si son parte del Estado como una empresa privada.

Incluso con la mayor voluntad del mundo por hacer las cosas bien, los sistemas digitales siempre tienen errores. Incluso con muchísimas pruebas, siempre sigue habiendo errores. No es casualidad que empresas como Facebook, que tiene un nivel de seguridad altísimo, hayan sufrido hackeos. Ni hablar de la NSA, la NASA y otros organismos que se toman la seguridad digital muy en serio. Un sistema como la elección de un presidente no puede quedar a merced del error humano. Un error tan mínimo como la falta de un signo = (igual) puede cambiar totalmente la seguridad o los resultados.

Los chicos de El Gato y la Caja hacen una buena reseña sobre los problemas que se pueden tener a este respecto (y algunas cosas más), así que si quieren profundizar sobre este punto, recomiendo este artículo.

Básicamente, lo que quiero decir sobre esto es que los programas son hechos por personas, y pueden tener errores. Estos errores pueden ser muy peligrosos, ya que pueden dejar al descubierto alguna vulnerabilidad que otras personas aprovechen para modificar el resultado de una elección.

Ya se que en este sistema (el de Boleta Electrónica) existe el soporte papel para comprobar que el voto emitido es el correcto, pero en las últimas elecciones en CABA el 25% de los votantes admitieron no haber chequeado que estuviera impreso lo que habían votado, es decir, parte de los votos puede haber registrado erróneamente.

Corrupción

En el punto anterior partimos de una suposición idílica. ¿Qué pasaría, en cambio, si las personas que desarrollan el software para la elección tienen intereses personales? (como por ejemplo, que gane su candidato para que los siga contratando para desarrollar este sistema y otros para el Estado).

Es cierto que la ley electoral que se pretende aprobar dice que el software debe ser libre, es decir, que se podría revisar el código fuente (las instrucciones por las que funciona el programa), pero incluso con miles de ojos mirándolo, podría resultar que existieran algunas trampas difíciles de detectar. Además, nada impide que el software que se revise sea diferente del que se instala en las computadoras. O que el hardware (la computadora en sí) no modifique ese programa para que haga cosas distintas de las que hacía originalmente.

Si sólo un punto de la cadena falla (el desarrollo, la fiscalización, la distribución del software, la instalación, la creación de las máquinas, incluso la transmisión de los datos), se pueden modificar enormemente los resultados. A veces, con la modificación de un porcentaje mínimo alcanza para cambiar al ganador.

Voto secreto?

Este es tal vez el punto más debatido: existen pruebas de que el sistema de boleta electrpónica que se empleó en la ciudad autónoma de Buenos Aires vulnera uno de los derechos fundamentales instituidos por la Ley Saenz Peña: el secreto del voto. Por un lado, porque el sistema empleado usaba un chip en el papel impreso que se podía leer con un celular para ver qué había votado la persona, como descubrió Joaquín Sorianello (a quien metieron preso por denunciar esa vulnerabilidad).

Al mismo tiempo, con un mínimo de memoria en la computadora (muuuuy chiquitito, menos de un megabyte, nada), ya se puede saber, por ejemplo, el orden en que fueron emitidos los votos. Y si una persona registró quiénes votaron en qué orden (un fiscal, por ejemplo), ya podría saber a quién votó cada persona.

Fiscalizar el sistema

Algo que tiene de bueno el voto de papel es que todos podemos entender exactamente cómo funciona. Una persona con el mínimo de alfabetización de la escuela primaria (que sepa leer, escribir y contar) puede no sólo votar, sino ser presidente de mesa o fiscal. En cambio, para poder fiscalizar el funcionamiento del sistema de boleta electrónica, es necesario tener un conocimiento técnico de muy alto nivel. Yo, que soy técnico en informática, no tendría ni la más remota idea de cómo fiscalizar el sistema. Mucho menos una persona sin conocimientos de tecnología.

Costo

Un punto que no podemos dejar de nombrar es que la implementación de este nuevo sistema de votación tendrá un costo muy superior al del voto de papel, ya que la cantidad de computadoras que se deberá comprar es inmensa, capacitar a las personas para emplear el sistema, pagar el sistema (obvio, nadie lo va a hacer gratis). El voto de papel (especialmente la Boleta Única) es mucho más económico.

No al voto electrónico

Por esas razones, entre otras, el voto electrónico no es una opción. No por nada en los llamados “paises serios” o del primer mundo, no se lo aplica. Cuando dicen que existe en muchos lugares, es mentira: sólo se emplea para elecciones nacionales en India, Brasil y Venezuela. Paises de los llamados serios, como Alemania, lo han prohibido. Es cierto que en algunos, como Estados Unidos, se sigue empleando, pero sólo en algunos estados, y con grandes críticas respecto a la seguridad.

No por nada en la comisión sobre la boleta electrónica del Senado de la Nación, ningún experto habló a favor del sistema (sólo el dueño de la empresa que vende este servicio, ¿casualidad?).

¿Cuál es la ventaja que tiene el voto electrónico? Simplemente que hace que los resultados se obtengan más rápido. ¿Vale la pena arriesgar la democracia sólo por tener los resultados un par de horas antes? No lo creo.

El sistema electoral más seguro actualmente esj la Boleta Única de papel, como se implementa en la provincia de Santa Fe. Ningún sistema de votación es completamente seguro o invulnerable al fraude, pero permitir el voto electrónico es hacer del fraude electoral una política de Estado, es volver a las épocas anteriores a la Ley Saenz Peña.

Por si mi humilde opinión no te alcanza, te dejo la de gente que sabe más que yo:

Si tenés otras fuentes interesantes (a favor o en contra) dejalas en los comentarios.

PD: Una aclaración, por si venís a decirme que soy kirchnerista: nada más errado. Soy militante y afiliado de la Unión Cívica Radical, el partido que nació luchando por la democracia, gracias al cuál se creó la Ley Saens Peña en 1912, y que espero que vote en contra de esta modificación de la Ley Electoral, que espero que no sea orgánico a su alianza nefasta, y sí sea orgánico a las ideas que le dieron origen.

Voto electrónico: democracia en hacke Publicado por Juan Manuel Amatta en AmattaJM.


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